Hola amigos, como es propio de estas fechas veraniegas hace unas fechas me dirigí en plan familiar a una de las localidades cercanas a Sevilla donde poder disfrutar de las vacaciones en las playas onubenses.
Dado que la cosa se iba a extender por unos días y que a mí la playa como que no me atrae demasiado decidí llevarme la caña y los chismes de pesca para, si el tiempo y el personal lo permitía, hacer una escapadita a un embalse que tenía ganas de visitar desde hace unos años.

Este embalse se encuentra a la vez muy cerca de la civilización pero del mismo modo bastante escondido por lo que en otros años no había tenido la motivación suficiente para ir a visitarlo. Quizás os preguntéis qué había cambiado este año, pues como no podía ser de otra manera había adquirido una revista especializada donde un conocido pescador relataba cómo se podían coger comizos, black bass y carpas en esta masa de agua, así que ahí estaba el extra de motivación que yo necesitaba, los comizos.


Pues nada, un día me propuse madrugar y a eso de las 7.45 horas de la mañana ya estaba a pie de presa. Os puedo asegurar que al ver aquella masa de agua sentí un cosquilleo especial. Al cruzar la presa me empezé a poner nervioso por lo que allí se podía ver, carpas de 3 y 4 Kg, y comizos por doquier, así como basses de mediano tamaño. Mi primera impresión no podía ser mejor, sin embargo las primeras horas de la mañana me hicieron volver a la realidad, los peces estaban especialmente recelosos por lo que no cogí nada hasta que el sol se puso alto.

A partir de este momento y una vez me había retirado de la presa 3 ó 4 km fue cuando empezaron a sucederse las capturas con un resultado final de 10 o 12 basses de mediano tamaño, alguno mayor, tres carpas, dos barbos comunes y el broche, un comizo como de 1 kilito.

Para los que tienen interés en esta variedad de barbo y por mi experiencia en ese día os diré que tiran menos que los gitanos y son bastante reacios a la hora de picar, así que habrá que visitarlos en otro día para intentar cambiar esta opinión. Un saludo, Eduardo