27.7.10

CIENCIA NO EXACTA

Bastó una llamada la tarde antes para definir el plan. Lo teníamos claro desde el principio el amigo Kikefly y un servidor. En primer lugar, madrugón, inevitable en estas fechas para poder pisar nuestros embalses. Poco antes de las 8 de la mañana, ya nos encontrábamos a pie de agua y con las ideas claras.

Las tablas solunares daban una actividad máxima, y el tiempo parecía que nos iba a respetar hasta el mediodía, sin viento y sin mucho calor. Primero íbamos a tantear una nueva zona y según los frutos que diera esta, nos moveríamos a un embalse cercano.

Al asomarnos al agua, pudimos ver una enorme actividad, carpas, barbos y miles de pequeños basses no paraban de deambular por las orillas saltando y comiendo todo aquello que caía a su alcance.


Al segundo lance, conseguí mi primera carpa del día (que a la postre sería la única), no llevábamos ni 5 minutos pescando y la primera captura ya se había producido, Kike y yo nos miramos y pensamos ¡¡¡ ESTO PROMETE !!! Sin embargo, con el paso de los minutos nos dimos cuenta de que " el día perfecto" se iba a quedar en un sueño.
Nuestras moscas eran rechazadas una y otra vez, y cuando parecía que no iba a ser así, los pequeños basses se adelantaban dando al traste con nuestros lances.
A Kike le costó lo suyo, pero su buen hacer hizo que consiguiera sacar su carpa, dedicada al maestro Pepe Romera, autor del pequeño cangrejo que la engañó.


Visto el plan, decidimos cambiar de escenario. Pero hoy no era el día, entre rechazos y pequeños basses, nos volvimos a casa con la sensación de que en esto de la pesca 2 y 2 no son 4. Todo parecía que nos acompañaría, pero no ha sido así, será eso lo que nos tiene enganchados a la pesca. El día que menos te lo esperas, será probablemente el de mayor éxito.

Os dejo un video del amigo Kikefly en acción.




14.7.10

POR EL CHARCO

Trás finalizar los exámenes, el amigo Álvaro y yo, decidimos embarcarnos en una aventura marina.
Esto del agua salada, era una experiencia nueva para nosotros, ya que no estamos acostumbrados a echar nuestras cañas en medio de tanta agua.















Al llegar a la playa y desembarcar nuestros kayak, nos olvidamos del gran madrugón que nos tuvimos que dar. El día no fué de lo más apropiado ya que la mar estaba picada y con algo de oleaje, lo cuál te hacia derivar una barbaridad.
Trás cruzar las marcas de acceso al puerto, echamos los aparejo al agua y nada más caer, zaass, dos caballas en el mismo aparejo, en ese momento si que se quedaba atrás el madrugón, las mar picada, el oleaje y todo lo fuese. Al segundo lance otra picada, pero ahora venian tres, era algo expectacular la lucha tan electrica que presentan las caballas y los jureles. Pués a sí nos pegamos un buen rato hasta que estos dejaron de picar. Viendo que la cosa no mejoraba decidimos poner rumbo a tierra para dar cuenta al bocadillo y a la biodramina.



















Esta inolvidable jornada no hubiese sido posible sin la indicaciones que nos dió el amigo "Mojarra", que tan sólo nos conocemos telefónicamente y mediante e-mail, se tomó todas las molestias para que pudiésemos disfrutar de esta maravillosa jornada.

11.7.10

PODEMOS

PODEMOS¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡