Si a cualquiera de nosotros nos preguntaran donde pescar barbos fuera de los meses de primavera, rara vez se nos vendría a la cabeza el nombre de un río. Si esa pregunta nos la hicieran con La Navidad a la vuelta de la esquina, recomendaríamos al que fuera que se dedicara mejor a rellenar la caja de moscas para la próxima temporada.
Sin embargo, debemos de pensar que el barbo es una especie autóctona, y por tanto antes de la llegada de los embalses y la suelta de especies alóctonas en estos, ya habitaba nuestras aguas. Su hábitat natural durante miles de años han sido los ríos.
Muchos viven ahora en las calmadas aguas de los embalses, visitando únicamente los ríos en la época de desove. Por el contrario otros muchos viven ajenos a lo que pasa decenas de kilómetros más abajo, comiendo en corrientes, ocultándose en profundas pozas o cebándose en pequeñas tablas.
Sabiéndonos mover por el mapa y mientras las lluvias lo permitan podremos encontar ríos en los que acechar a nuestro querido barbo en estos fríos meses.
Por más claras y tranquilas que parezcan las aguas no debemos olvidar las fechas en la que nos encontramos, por lo que no podemos esperar numerosas capturas ni la voracidad que muestran estas en otras épocas del año.
Los barbos en esta época y más estos de montaña, aunque lejos de la trucha, muestran un comportamiento totalmente distinto al barbo de los embalses, rechazando todas las moscas que no se asemejen a lo que comen en ese momento.
Aun así, con algo de maña , bajos fijos (de 0.18mm para abajo) y pescando muy tranquilo seguro que conseguiremos hacernos con más de una captura.
La mayoría de las fotos son de Dani, que llevaba la reflex.