17.8.11

CINCO DÍAS, MUCHAS CONCLUSIONES.

No sólo de barbos vive el hombre y desde la llegada del calor a nuestra tierra, hace ya unos meses, he dedicado la mayoría de mis jornadas de pesca a la búsqueda de depredadores marinos.
A veces junto al amigo Álvarobetico, otras junto a Kikefly y en la mayoría de las veces en solitario, he batido metros y metros de agua en búsqueda de alguna picada. Amaneceres, atardeceres, tardes, subidas de marea, bajadas, espigones, playas...una infinidad de escenarios en los que poco a poco he conseguido ir teniendo éxito en forma de bailas, incluso de alguna caballa cercana a la costa.
Disponiendo de kayak todo se hace más fácil y tras la reciente instalación de mi nueva sonda, después las inestimables colaboraciones de Eduardo-Peskacor en el apartado técnico, y de Kikefly en el montaje y la instalación, me apetecía dar un "saltito" más dentro del mundo de la pesca y probar con el curricán y si se terciaba empezar a probar poco a poco con el jigging.

Con todo dispuesto puse rumbo (en coche jejejeje), hacia Almería, mi lugar habitual de verano y a priori, una buena zona para la práctica de ambas modalidad por lo calmado de sus aguas y la cantidad de rocas que abundan en ella. A pesar de preparar todo al milímetro y por más ganas que podamos tener de entrar en el agua, el tiempo será el que nos lo permita o no, pudiendo realizar en estos días 3 salidas las cuales me han servido para sacar muchas conclusiones que espero que con el tiempo me den las ansiadas capturas.

PRIMERA SALIDA:


El amanecer del día prometía, el agua parecía un embalse y ni pizca de viento. Remé unos 4 kms a unos 400 metros de la orilla sobre un fondo de unos 7 metros y totalmente arenoso. Tuve dos picadas, una no clavó y la otra fue un pequeño pez araña que por suerte se soltó de la rapala poco antes de sacarlo del agua. Paré a descansar y al llegar a la playa se sucedieron una serie de ataques, lancé mi rapala y al segundo lance puede sacar un pequeño espetón.




SEGUNDA SALIDA:

Atardecer, la tranquilidad del agua me llevó a alejarme unos 800 metros de la orilla y moverme sobre un fondo de unos 12 metros de profundidad en el que encontré zonas rocosas en la que parecía que abundaban los peces. Coloqué un jig, y comencé a intentar moverlo de manera que pudiera resultar atractivo para algún depredador, ni un minuto después, noto dos tirones pero no consigo clavar. Miro la sonda y me marca peces apenas 2 metros debajo del kayak, me asomo y descubro que un gran banco de llampugas se arremolina bajo la sombra de mi embarcación. Probé mil y un señuelos pero parece que ninguno resulto atractivo para ellas. Guardo la marca, y a la vuelta consigo enganchar una jurela al curricán.



TERCERA Y ÚLTIMA SALIDA:

Repito salida al atardecer, el día está incluso mejor que el anterior y me adentro en busca de las anteriores marcas, en vista de que no consigo dar con ellas me adentro más en el mar, en torno al km, quizás algo más , y comienzo a hacer jigging de nuevo en una zona rocosa, veo llampugas de nuevo, aunque menos que el día anterior. Esta vez el fondo rondaba los 15 metros. Tras unos minutos, consigo sacar un pequeño dentón con un vinilo. A pesar de su reducido tamaño se me disparó la moral , a la vuelta y en un fondo de apenas 6 metros conseguí de nuevo sacar otro pequeño dentón, cuando crezcan, volveré.


Analizando mis capturas, no queda más que destacar la importancia de usar largos bajos de fluorocarbono, y apurar lo máximo la caída de la noche, o en el caso de madrugar hacerlo de tal manera que nuestros señuelos estén el agua antes de la salida del Sol. En esta zona abundan y mucho los peces, pero la extrema claridad de las aguas se convierte en un gran aliado para ellos.

Hasta el próximo tostón, un saludo.